Secundina está desesperada por tener un ascensor en su casa, ya que tiene que cargar a diario con su suegra, así que decide recurrir a Cristóbal para que le ayude a mover los hilos. Éste le pide unos cuantos favores a cambio de que se lo pongan "en un periquete". Sin embargo, nada sale como estaba previsto y Cristóbal no parece estar siendo muy honesto.