En el siglo XV, España inició su incursión en el Sahara con la fundación de la fortaleza de Santa Cruz de Mar Pequeña, que fue destruida en 1554. A pesar de la pérdida, los pescadores canarios continuaron explorando las costas saharianas, estableciendo relaciones con los saharauis y comerciando productos como pescado y plumas de avestruz. Durante el siglo XIX, España reforzó su presencia en la región frente a la competencia inglesa, estableciendo factorías pesqueras y consolidando su dominio colonial. El Tratado de Tetuán (1860) y la fundación de la Sociedad Pesquerías Canario-Africanas marcaron el comienzo de una era de mayor control español, que culminó con la formalización del Sahara español a principios del siglo XX.