Exploramos el legado histórico de tres de los mayores imperios de Europa: los imperios francés, ruso y de los Habsburgo, cuyos palacios reales, catedrales y otros grandes edificios de los siglos XVI al XVIII son algunos de los más espectaculares monumentos culturales del mundo. Nuestra historia comienza a mediados del siglo XVI en Moscú. Situada en la Plaza Roja, a las afueras del Kremlin, la Catedral de San Basilio, con sus cúpulas de colores espectaculares, es uno de los edificios más emblemáticos y bellos de Rusia. La catedral también tiene un gran significado histórico, ya que fue construida por el zar Iván el Terrible con el fin de conmemorar su mayor victoria militar, la que condujo a la fundación del imperio ruso. En el resto de Europa, a mediados del siglo XVII, Francia estaba a punto de entrar en su propia edad de oro, con la llegada al poder de Luis XIV, el llamado Rey Sol. Después de heredar el trono cuando era un niño en 1643, gobernó durante otros 72 años, el reinado más largo de cualquier monarca en la historia europea. Su mayor legado, fue la creación del vasto y grandioso Palacio de Versalles en el campo a las afueras de París, que en 1682 se convirtió no solo en su hogar principal, sino también en la sede del gobierno francés.