Desde el siglo VIII al VI a.C. una civilización, Tarteso, que ocupa el suroeste de la Península Ibérica, atrae por su riqueza a los pueblos navegantes del Mediterráneo Oriental. Tarteso fue un país catalizador de culturas, fue también el primer estado y la primera economía minera de la Península, sin embargo, sobre su trayectoria se ciernen el enigma y el misterio.