El cuarto aniversario de la muerte de Soichiro llega y Kyoko invita a sus padres a asistir, con la esperanza de que sean una excusa para no venir, ya que el año pasado aprovechó la oportunidad para presionarla para que volviera a casarse. Para su sorpresa, ellos aceptan, y durante todo el tiempo que ella visita la tumba, espera a que le pongan la trampa. Para su sorpresa, nunca lo hacen, y toda la familia termina teniendo un día muy agradable. Cuando regresa a la Casa Ikkoku, la Sra. Ichinose le pregunta de qué habló y le dice que sus padres se portaron bien y que no mencionaron el nuevo matrimonio.