María Antonieta cree que como reina puede hacer lo que quiera. Sin embargo, descuida sus deberes y muestra abiertamente su afecto por el conde von Fersen. Para protegerla, Oscar le pide a von Fersen que abandone Francia. En el camino, Oscar ve a Herzog de Germain disparando a un niño pequeño por robarle porque tenía hambre. En casa, Oscar llora de rabia.