Los lugareños de Lamberley creen que hay vampiros en su provincia. El temor se convierte en valor cuando una joven es encontrada con una herida sangrante en el cuello. Empujados por la cólera se dirigen hacia la mansión de Lord St. Clair para prenderle fuego, creyendo que ellos son la familia de vampiros que van dejando un rastro de víctima en el lugar. El Lord muere sepultado bajo las ruinas de su hogar, pero unos años más tarde llega un descendiente de la familia y se vuelven a producir una serie de extraños sucesos.