Anónimamente, Fermín abandona su escondite bajo tierra en las vías del subterráneo. La dictadura es seguida por democracia, pero su fuerte luz enceguece a Fermín: se siente fuera de lugar. En la comisaría, su anonimato es total y ni siquiera recuerda su propio nombre. Los archivos lo relacionan con un pasado de trece años de oposición política ilegal. Si mantiene silencio sobre los crímenes cometidos durante la dictadura, será un hombre libre. La mujer a la cual le había prometido casamiento ya no lo reconoce y piensa que está muerto.